domingo, 6 de septiembre de 2015

TEMA N° 04: "La Vocación Misionera de la Iglesia"

Los discípulos fueron enviados a cumplir su misión

COMIENZOS DE LA VOCACIÓN MISIONERA DE LA IGLESIA

Todos hablaban de él, de cómo era, de lo que hacía, de la doctrina nueva que predicaba. Cada cual comentaba a su manera, manifestaba distintas opiniones, tomaba diversas posturas. Su nombre: Jesús de Nazareth, Jesucristo. Fue un ciudadano de Israel, colonia del Imperio Romano. Nació hace poco más de 2.000 años en Belén, hijo de una joven Virgen llamada María.
Jesús enseñando
            Vivió su infancia y juventud en Nazareth como uno más del pueblo, un carpintero. Cuando tenía unos treinta años se lanzó por los caminos a predicar el Reino de Dios y la salvación del hombre, a decirnos cómo podíamos hacernos más plenamente personas y así vivir mejor. Reunió a doce amigos: Pedro, Santiago, Juan, Lucas, Andrés, Felipe, Bartolomé, Tomás, Tadeo, Santiago hijo de Zebedeo, Simón y Judas, gente como él que no tenían riquezas ni mucha cultura.
            Durante dos años convivió con ellos y les compartió la Buena Noticia que Dios Padre le había enviado a predicar. El pueblo lo siguió y lo quiso porque nadie jamás había hablado como El, ni los políticos, ni los doctores, ni los sacerdotes.
            Iba siempre rodeado de gente pobre y pasaba haciendo el bien a todos. Remediaba necesidades, enseñaba una nueva forma de vivir. Se declaró Hijo de Dios porque lo era, y por eso lo mataron, aunque pusieron otras excusas: que era un blasfemo, un revolucionario. Selló con su muerte sus palabras. Murió en una cruz porque fue fiel hasta el fin al amor. Murió para salvarnos.
            Pero al tercer día resucitó y antes de irse definitivamente confirmó la universalidad de su mensaje y de su salvación. Jesucristo se apareció a sus discípulos y les ordenó: "Vayan por todo el mundo, prediquen el Evangelio a todas las gentes".

VOCACIÓN MISIONERA DE LA IGLESIA ACTUAL

La actividad misionera de la Iglesia tiene en la actualidad una serie de desafíos que de alguna manera deben ser afrontadas por la comunidad cristiana para implicarse con radicalidad en el compromiso salvador de Dios a favor de la humanidad.
            En la actualidad, el mundo requiere de una nueva evangelización, pues la mente, las condiciones de vida y la problemática del hombre son diferentes.
Teresa de Calcuta
            La Iglesia vive una profunda crisis de la que poco a poco se está rehaciendo con grandes esfuerzos y que ha dejado una triste secuela de pérdida de fe, de falta de vocaciones sacerdotales, religiosas y pastores de incertidumbre y desorientación en muchos fieles.
            Hay más gente a la que se debe orientar y atender y el número de servidores de Dios es insuficiente para ello. La acción del laico se vuelve indispensable para que la misión de la Iglesia llegue a cumplirse en todos los hombres.
            Han surgido, dentro del seno de la Iglesia, diversos grupos y organizaciones que corrompen la pureza de la fe y la recta interpretación de la doctrina, fomentando lo que ellos mismos llaman un “magisterio paralelo”, opuesto a las enseñanzas del verdadero Magisterio de la  Iglesia.

UN MANDATO, UNA MISIÓN
Ayudar al hermano
            Las palabras del Señor: “Vayan, pues, y enseñen a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar cuanto Yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre, hasta la consumación del mundo” (Mt 28, 16-20) contienen el así llamado mandato misionero. Son deberes que Cristo confía a sus apóstoles y definen al mismo tiempo la naturaleza misionera de la Iglesia.
            El Concilio Vaticano II expresa esta verdad de esta manera: “La Iglesia peregrinante es, por naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre”. Por tanto, La Iglesia se encuentra siempre en “estado de misión” y está siempre en camino.

NECESIDAD DE UNA RENOVACIÓN
            Y este carácter misionero de la Iglesia se ha renovado sucesivamente en hombres concretos, de generación en generación. Es muy importante caminar sobre las huellas de estos hombres, a quienes, en las distintas épocas, se les ha confiado el Evangelio como obra de salvación del mundo. Es necesario verlos tal como los fue plasmando el Espíritu Santo para contemplar de cerca la realidad que esconde en sí la vocación misionera. Sin embargo, frente a los continuos cambios que ofrece la cultura, la Iglesia debe renovar su conciencia misionera, que en la práctica apostólica y pastoral de nuestros tiempos, exige ciertamente muchas aplicaciones nuevas; entre ellas, una renovada actividad misionera de la Iglesia, que debe hallar nuevos ardores, nuevos métodos y nuevas expresiones.

VOCACIONES MISIONERAS
            Este esfuerzo de renovación nos debe ayudar a tomar conciencia también de que en la Iglesia todos desarrollamos una labor evangelizadora. Más aún, Cristo continúa eligiendo a los hombres que quiere “para que le acompañen y para enviarlos a predicar a las gentes”. De este modo la narración del envío de los apóstoles se hace historia de la Iglesia desde la primera a la última hora.
            La calidad y el número de estas vocaciones son el signo de la presencia del Espíritu Santo, porque es el Espíritu quien distribuye los carismas según quiere para utilidad común. En efecto, para este bien supremo Él “inspira la vocación misionera en el corazón de cada uno”. Así, pues, el Espíritu inspira y mueve a los hombres elegidos, para que la Iglesia pueda encargarse de su responsabilidad evangelizadora.

TODOS SOMOS MISIONEROS
            Todos estamos llamados a la misión. Todos, dentro de nuestras posibilidades, podemos sumarnos a esta tarea grandiosa de anunciar a Jesucristo hasta los confines de la tierra.
            La Iglesia actual brinda distintas posibilidades para encauzar las inquietudes misioneras de clérigos ylaicos. Así tenemos que miles de sacerdotes, religiosos y religiosas en todo el mundo, viven su vocación misionera mediante su pertenencia a Institutos y Congregaciones Religiosas misioneras. También sacerdotes del clero secular, descubren este llamado y solicitan ser enviados a “tierras de misión”. Y lo mismo sucede con un sinnúmero de laicos comprometidos.
            Por otro lado, en la Iglesia hay Obras que buscan despertar la vocación misionera. Así tenemos la Infancia y Adolescencia Misionera, la Juventud Misionera, los Grupos Misioneros, la Familia Misionera, Enfermos y Ancianos Misioneros, Misioneros Parroquiales, etc. Todos, absolutamente todos, podemos encontrar un lugar en la Iglesia para responder al llamado que nos hace Dios a ser misioneros.

EN CONCLUSIÓN:
Dios constituyó la Iglesia de Jesucristo para que proclame el evangelio en el mundo; para que edifique a los creyentes en Cristo; para que adore a Dios y defienda las verdades infalibles de la Biblia.
La iglesia tiene que seguir esforzándose en la defensa de la fe, y tenemos que hacerlo, porque los traficantes arremeten cada día con más fuerza; están arrastrando a muchos buenos cristianos y están confundiendo a otros. Lo más preocupante es, que hasta ministros de Cristo, están siendo arrastrados por las corrientes de apostasía vigentes.
Jesús y los Jóvenes
La Iglesia verdadera de Cristo no puede quedarse pasiva y en silencio, sino que asidos de las verdades del evangelio tenemos que “pelear la buena batalla de la fe”.
También debemos recordar que a través de la historia, predicar el genuino evangelio de Cristo siempre ha tenido un costo. Actualmente los cristianos están siendo perseguidos en países de influencia atea o musulmana, como en Corea del Norte Albania, en los países árabes, entre otros. En Costa de Marfil (África) los cristianos son perseguidos, torturados y quemados; pero esas situaciones jamás ha amedrentado a la iglesia fiel de Cristo. No han podido, silenciarla ni detenerla en el cumplimiento de su misión.
La iglesia, en la autoridad soberana de Cristo, bajo el poder del Espíritu Santo, tiene que seguir cumpliendo la Gran Comisión. Es nuestra responsabilidad y privilegio como iglesia de Jesucristo.
No olvidemos que, todos estamos llamados a ser misioneros. Todos, dentro de nuestras posibilidades, podemos sumarnos a esta tarea grandiosa de anunciar a Jesucristo hasta los confines de la tierra.
 
Video # 1
"Somos Iglesia Joven"
 
Vídeo # 2
"Iglesia Joven"


IGLESIA JOVEN
Somos como un torrente / que recién se está formando,
y mañana a más tardar, / arrasará con todo.
 
Nos estamos preparando / para redimir al mundo,
y ese hombre que esta esclavo de si / que forma la sociedad.
 
Somos iglesia joven / tratamos de  transformar el mundo entero
en una sociedad limpia y justa, / donde no exista la esclavitud.
 
No nos detendrá nada ni nadie / seremos los que rompan las cadenas,
las cadenas que atan, / a este mundo sin amor.
 
Sera una guerra sin armas / pero si de muchos cambios,
al que el hombre tendrá que enfrentar / con solo su conversión.
 
Entonces será otra / la sociedad ideal.
La que Cristo quiso en la tierra, / y predico al mundo.



 
 
1. Explica con tus palabras el significado de las palabras que componen el Título del presente Tema.
2. Tomando como referencia la canción "Iglesia Joven", responde: ¿Cuál es tu misión como cristiano?
3. Si en tu aula ya hubo exposiciones, responde las preguntas de tus compañeros y preséntalo en una hoja tamaño A5.
 
No te olvides de escribir al inicio de la primera hoja el siguiente encabezado: